Uno de los materiales que más se utilizan desde hace años en la fabricación de un helicóptero es la fibra de carbono. Hablamos de un compuesto de gran potencial que destaca por su ligereza y resistencia; de ahí que se emplee en la actualidad en sectores muy diversos, incluido la aeronáutica. La necesidad de mejorar el desempeño aerodinámico de las aeronaves, así como de incrementar su eficiencia en lo relativo al combustible, propició la búsqueda de alternativas más livianas y diferentes a los materiales que se empleaban en el pasado.

¿Por qué es importante que los materiales sean más ligeros?

Por dos razones fundamentales:

  • El peso de estas máquinas está relacionado directamente con el consumo de combustible. A mayor peso, mayor consumo.
  • Y porque en el caso de los helicópteros, sus motores tienen que ser capaces de levantar todo el peso de la máquina en el aire en cualquier situación.

A diferencia de los aviones, los helicópteros pueden volar en casi todas las direcciones, pudiendo permanecer quietos en el aire y dar respuesta inmediata en circunstancias especiales, ya que poseen una serie de componentes que hacen posible que puedan realizar maniobras que otras aeronaves no pueden.

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Entre los componentes principales, tenemos el motor y las palas de rotor, que se comportan como pequeñas alas que generan el empuje vertical que el helicóptero necesita para poder volar. Para que las palas respondan correctamente a los cambios de ángulo de ataque impuestos por la base del rotor, es importantísimo que estén hechas de un material que no se deforme, o que se deforme poco, y que tenga poco peso. Por este motivo, desde los años 60 se vienen utilizando los materiales compuestos en su diseño.

Fibra de carbono: revolución en la fabricación de los helicópteros

No hay un único tipo de fibra de carbono y tampoco todos ellos tienen la misma calidad ni las mismas propiedades mecánicas, pero, en términos generales, podemos decir que se trata de un material muy especial que ha cambiado radicalmente las reglas del juego en el mundo de la aeronáutica. Su gran rigidez y ligereza le confieren cierto atractivo. Sin embargo, estas no son las únicas cualidades por las que destaca frente a otros materiales. Apenas le afectan los cambios de temperatura y se comporta como un aislante térmico, resistiendo todo tipo de agentes externos como la humedad o la corrosión.

Autoclaves para la fabricación del composite

La fibra de carbono es blanda. Para endurecerla y conseguir una pieza más robusta y ligera es necesario introducirla en un autoclave o equipo específico para el tratamiento de materiales compuestos. Controlando la presión y la temperatura del interior del autoclave lograremos el compactado final de las capas de tejido y el endurecimiento de la resina. De la misma manera que no todas las fibras de carbono son iguales, tampoco lo son los autoclaves. Los nuevos modelos de autoclaves que fabricamos en Olmar permiten, por ejemplo, controlar, estudiar y actuar sobre las distintas variables del proceso en tiempo real, lo que garantiza un resultado óptimo en cada ciclo.

Uno de estos autoclaves para el tratamiento de materiales compuesto se encuentra ahora mismo de camino a Estados Unidos, donde se ubica Yulista, una importante compañía americana que cuenta entre sus clientes con empresas con amplia experiencia en la industria militar y aeroespacial. Este acuerdo con Yulista reafirma nuestra presencia a nivel internacional y nos posiciona como un referente en el sector de los autoclaves.